Mi nombre es Karina, tengo 25 años y me quiero confesar
Hace 8 años cuando entré a la U a estudiar Ingeniería Civil me tocó una clase con un hombre que estaba mejor dicho como me lo recetó el doctor, me fascinaba, estaba encantada con él, siempre andaba con un grupo de amigos y todas las mujeres lo miraban, la realidad es que resaltaba, por alguna razón siempre era el más notorio, así que le conté a las que eran mis amigas ese semestre y siempre me impulsaban a hablarle, hasta que un día boté el miedo y me atreví a confesarle que me encantaba, resultó que yo a él también y empezamos a salir, nos fuimos para el mirador de las palmas y el man empezó a tocarme, me agarraba los senos y me besaba, se puso caliente la cosa entonces nos subimos a la moto y me llevó a la casa de él porque estaba solo, me agarró del pelo y me puso contra la pared, hasta hacerme mojar, me metió lo dedos mientras me besaba el cuello, sacó ese pene riquísimo de 20cm y comenzó a penetrarme, me tenía sometida, delicioso, la mejor noche de mi vida, esa dicha me duró solo unos meses, por cosas del destino nos alejamos, terminamos ambos la carrera y tomamos otros rumbos.
Un día iba de viaje con mis amigas para Cancún y me lo encontré en el avión, una de mis amigas cambió de asiento con él para permitirnos hablar y contarnos como iba nuestra vida, él iba con sus padres a un congreso en México, la mejor casualidad de mi vida, cuando ya estábamos en el aire, él empieza a besarme y a tocarme la pierna subiendo más de lo normal, él sabía que yo siempre cargo en mi cartera un vibradorcito tipo labial, me echó una cobija encima, empezó a masturbarme y luego me metió el vibrador, yo fingiendo el orgasmo y con ganas de más, me metí al baño y me quedé un largo rato hasta que se olvidaran que estaba ahí, le mandé un WhatsApp y luego se metió él y cumplimos una fantasía deliciosa, sexo en el aire, traté de ponerme en 4 en ese pequeño espacio y él empieza a penetrarme salvajemente, a besarme, se vino en mi espalda, le di un oral espectacular y él a mí, tanto que me blanqueo los ojos, ese hombre es una sensación en el sexo, salimos uno a uno igual que como entramos, una vez en México nos encontramos para seguir la faena, ha pasado ya un año desde ese día y no he vuelto a saber de él, Camilo, si estás leyendo esto, te estoy esperando para repetir.